Lula Mayorga es Licenciada en Comunicación Social con Mención en Radio y Televisión en la Universidad Centroamericana (UCA) y Máster en Libros y Literatura Infantil y Juvenil por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
En el 2012 gana la séptima edición del Concurso Nacional de Literatura Infantil “La Cabra Antonia” impulsado por el Fondo Editorial ¡Libros para Niños! con la obra “Mi Gato Mostacho”. En 2017 publica “Punto Dulce”, su segundo libro infantil. En 2019 publica “Abecedario felino” y “Abecedario de la melancolía” en versiones artesanales, dos títulos de poesía breve que conforman las dos primeras partes de una futura trilogía. La siguiente conversación se ha realizado vía correo electrónico.
—Leía hace poco una entrevista a Espido Freire, escritora española que acá en Les Escribidores apreciamos bastante, para darme una idea de cómo iniciar yo mismo con esta conversación, me sorprendió que la primera pregunta a Espido hacía referencia a los gatos y ese me pareció, de hecho, un buen inicio, teniendo en cuenta que dos de tus libros —Mi gato Mostacho y Abecedario felino— hacen referencia a estas distinguidas creaturas. ¿Cómo es tu relación con los gatos de manera personal y luego literariamente?
—De hecho, Abecedario de la melancolía también. Y bueno, los gatos además de distinguidos, son bastante incomprendidos y hay una serie de mitos en relación a ellos que motivan el maltrato animal, lo cual me hace sentir tristeza, pero sobre todo vergüenza. Me gustan mucho los animales, pero con los gatos siento una conexión muy fuerte, creo que lo que escribo da testimonio de la profundidad de este sentimiento y no sabría que más podría explicar. Te podría hablar de mis gatos, pero no sé si ellos estarían de acuerdo con eso. Son seres reservados.
En cuanto a la creación literaria, destaco la habilidad de observar y de esperar, que tienen los felinos. Esto lo traslado a la escritura, en tanto se necesita ser una buena investigadora y contar con paciencia. Esta última la ubicaría como la más importante.
—Vos antes de esta novedosa incursión en la poesía con la publicación de tus dos «abecedarios», tenías ya en tu haber dos títulos de literatura infantil. Hablamos de Mi gato Mostacho publicado en 2014 y Punto dulce, en 2017. ¿Podés comentarnos un poco de cómo surgieron estos dos libros en particular y cuáles son los temas que tratan?
—El primero ganó un concurso nacional y fue publicado por una editorial nacional. Mi gato Mostacho habla de la muerte, el duelo, la pérdida y la recuperación. El segundo lo autogestioné con mis recursos y tiene un tiraje muy modesto. Fue ilustrado por Marlon Hudson quien genuinamente creyó en la historia y a quien estoy agradecida por haberse embarcado en este proyecto. Punto Dulce habla de la sobrevivencia, tanto física como mental. Son experiencias de publicación y escritura muy distintas, a como lo son la serie de libritos artesanales que estoy haciendo. En cuanto a la escritura, no me siento cómoda con las fórmulas y cuando siento que encuentro una, la abandono. Siempre me salgo de mi zona de confort en cuanto a la escritura se trata. Al menos eso anhelo.
—Hace unos días, por cierto, escuchaba en SoundCloud una entrevista tuya que realizó el programa Un Cisne En El Arte —de paso aprovecho y hago la invitación para que la escuche todo aquel que nos lea ja, ja— en la que hablabas de dos cosas. Primero, de la diferencia de tu proceso de formación creativa, digámoslo así, con respecto a una obra de la otra. Si nos comentás un poco más sobre eso…
—Sí, lo que comentaba es que cada libro que he escrito me ha encontrado en un momento de formación diferente y en concepciones diversas sobre el oficio de escritora, o de la literatura en general. Esto también tiene que ver con la pregunta anterior. Lo que te puedo complementar es que me cuesta mucho generar productos finales que considere acabados o publicables, precisamente porque busco salir de mi zona de confort constantemente. Intento sobrevivir como escritora, y no me refiero a encontrar un medio de vida en esto, sino en seguir escribiendo, seguir existiendo como escritora, por lo menos hasta donde las circunstancias me lo permitan.
—Bueno, en segundo lugar, hablabas en esa entrevista, de que el proceso de publicación también había sido distinto en ambas obras. Con Mi gato Mostacho ganaste el Concurso Nacional de Literatura Infantil y, por ende, hubo un respaldo a tu obra por parte del fondo editorial que convocó dicho concurso. No ocurrió lo mismo con la publicación de ese bello libro titulado Punto Dulce, que en lo personal-colectivo nos encanta, cuya publicación se dio de manera autogestionada. Coméntanos acerca de cómo es la experiencia tanto de un lado como del otro.
—Que un escritor o escritora pueda contar con una editorial, es un apoyo enorme: diría que la proyección que puede tener tu trabajo es diferente a la que podés lograr con la autogestión, más si intentás integrarte a la «lógica de mercado» o del tiempo que tengás disponible para dar a conocer tu trabajo, o por qué no, de los contactos o redes de las que disponés. El lado más gratificante de la autogestión es el convencimiento o el amor del que llegás a tomar conciencia sobre vos mismo y tu obra. La autogestión te ayuda a comprender si esto es lo que realmente querés hacer o no. Realmente no sé cómo categorizarlo o etiquetarlo. Pero creo que básicamente eso lo resumiría bastante bien.
—Es súper interesante este tema de la publicación autogestionada; últimamente, por ejemplo, vemos que cada vez son más los autores y autoras que, ante la ausencia de espacios de difusión y publicación de obras literarias a nivel, no solo nacional, sino que diríamos mundial, optan por esta alternativa de la autogestión para ver así sus publicaciones en el mercado. Vos lo hiciste con Punto Dulce hace unos años y ahora publicás estos dos poemarios que además tienen la particularidad de tener un corte más artesanal y que al menos para muchos de tus lectores eso nos ha permitido de algún modo visualizar una conexión más íntima entre tu obra y vos. ¿De qué hablan estos dos últimos libros de poemas que has publicado?
—Aquí son muchas reflexiones las que podemos hacer. Yo no creo que mi trabajo existe por un mercado que lo sostiene. Imagínate otorgarle semejante mérito al mercado. Al menos no lo puedo afirmar en mi experiencia. Lo que sí puedo decir es que existe por una voluntad (tenaz y algo ingenua) de mi parte y por un grupo muy concreto de gente que lo ha apoyado genuinamente y que enhorabuena ven calidad en él, o por lo menos algo que vale la pena apoyar. No creo tampoco que mi trabajo sea una referencia en la literatura nacional, ni mucho menos. Yo reivindico mi trabajo (y el de cualquier otro escritor o escritora) por el principio que tiene a ser. No tiene mayores pretensiones.
—Aquí son muchas reflexiones las que podemos hacer. Yo no creo que mi trabajo existe por un mercado que lo sostiene. Imaginate otorgarle semejante mérito al mercado. Al menos no lo puedo afirmar en mi experiencia. Lo que sí puedo decir es que existe por una voluntad (tenaz y algo ingenua) de mi parte y por un grupo muy concreto de gente que lo ha apoyado genuinamente y que enhorabuena ven calidad en él, o por lo menos algo que vale la pena apoyar. No creo tampoco que mi trabajo sea una referencia en la literatura nacional, ni mucho menos. Yo reivindico mi trabajo (y el de cualquier otro escritor o escritora) por el principio que tiene a ser. No tiene mayores pretensiones.
En cuanto a las motivaciones de sacar ediciones artesanales, pueden ir en dos vías (y totalmente opuestas entre sí): sos un autor de culto que puede vender un libro artesanal en papel de alto gramaje en 200 dólares (ponele) o sos un escritor que no tiene una editorial que pague un tiraje que haga asequible el bajo precio unitario de cada ejemplar, y la edición artesanal es una respuesta a tus limitantes económicas, mas no creativas, de calidad y de entusiasmo. Este es mi caso. Subrayo que ambas experiencias son igual de nobles y ninguna hace mártir (o no) a un escritor.
Ahora, respondiendo a tu pregunta, mis dos poemarios hablan del humor tan particular que habita en la naturaleza de los gatos (de eso va Abecedario felino) y de la aceptación de la tristeza (de eso trata Abecedario de la melancolía). Y hay un tercero que lo sacaré conforme vaya recogiendo fondos del librito anterior a él (en este caso Abecedario de la melancolía). Cada edición le debe su existencia a la anterior. Y cada uno de los ejemplares, le debe su existencia física (o impresa) a la persona que lo adquirió. Cada libro lo encuaderné yo misma. Llevo un control que me permite agradecer en la siguiente edición a las personas que adquirieron el librito. Básicamente le digo a mis lectores y lectoras: “Este libro existe gracias a vos” (o por tu culpa, depende de cómo se vea).
—¿Cómo podemos adquirir tus títulos, Lula?
—Se comunican conmigo para las ediciones artesanales y Punto Dulce. Tengo una página en Facebook que se llama DiColorNicaragua. En ese espacio comparto lo que hago. Mi gato Mostacho se encuentra en Libros para Niños y algunos ejemplares de Punto Dulce también están disponibles en su tienda.
—Ahora una pregunta, vamos, un tanto más personal, Lula. ¿Por qué o para qué escribir? Sobre todo, lo preguntamos, por la coyuntura actual a nivel nacional y regional. ¿Por qué escribir en un mundo que parece que a cada momento se va a caer a pedazos encima nuestro?
—Si ya no para evitar la locura, que sea para encausarla en algo bueno.
—Gracias Lula, por contestar esta pequeña serie de preguntas y ya para cerrar, un último favor, aludimos a tu experiencia en el campo literario, ¿Qué mensaje le darías a todos esos chavalos y chavalas que están descubriendo en las letras o en el arte en general una vocación? ¿Qué les decís a las generaciones venideras?
Que no esperen a que alguien las nombre escritoras, o escritores. Creo que hay que ser humilde y recibir con cariño las críticas, pero tampoco pecar de «falsa modestia». Como diría Kipling en «If»: tratar al triunfo y a la derrota de la misma manera y como los impostores que son (creo que así va). Que se hagan de una biblioteca personal y que se hagan de autores y autoras, y títulos de referencia, pero también para quienes se vayan por las ediciones artesanales, que coleccionen libros, incluso varias ediciones de un mismo título, porque eso les permitirá entender los libros como dispositivos y objetos. Así se entiende un poco mejor el porqué de las ediciones impresas.
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