Desde mi aislado silencio me ví al espejo
con estos ojos tan infames y huesudos.
Ví mi alma,
Ví tristeza,
Ví los pedazos de mi carne muerta
Te ví a vos arrancando la inocencia de mi amargo corazón
Débil corazón robado, ese que has aplastado
Desde mi silencio aislado veo este pobre corazón robado, tus duras manos lo han profanado
Oh, cruel descenso designado a este pobre corazón robado.
Ezis Luciana de Lautréamont
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